lunes, 10 de octubre de 2011

CÓMO SER UN YIPPIE - JERRY RUBIN


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Fumamos mucha hierba para poder abordar el problema lógicamente:
Es una revolución juvenil.
Y de Youth.
Es una revolución internacional.
I de International.
Es gente que intenta llevar significado, diversión, éxtasis a sus vidas: una fiesta.
P de Party.
¿Qué nos sale?
Youth International Party.
Paul Krassner se puso en pie de un salto y gritó:
-¡YIIIIIIIIIIIIIPPIEEE! ¡Somos yippies!
Había nacido un movimiento.
[…]

El cometripis marxista, el bolchevique psicodélico. No estaba a gusto en el ESD [Estudiantes por una Sociedad Democrática] y no era ni hippie del flower power ni intelectual universitario. Un fumeta politizado. Un híbrido de la Nueva Izquierda y los hippies, algo nuevo y diferente.
Un pendenciero pasota con una pistola al cinto. Tan feo que su aspecto asusta a la clase media.
Un pedazo de cabrón melenudo, barbudo, piloso y chalado cuya vida es teatro y a cada momento crea una nueva sociedad mientras destruye la antigua.
La realidad estaba ahí. Hacía falta un mito para acrisolar esa energía.
[…]

El mito es real si levanta un escenario en el que la gente puede representar sus sueños y fantasías.
El mito es siempre mayor que la persona. El mito del Che Guevara es más poderoso todavía que el Che. El mito del ESD es más fuerte que el ESD.
El mito yippie derrocará al gobierno.
El mito hace la revolución. Marx es un mito. Mao es un mito. Dylan es un mito. Los Panteras Negras son un mito.
La gente intenta emular el mito, y saca entonces lo mejor de sí misma.
El secreto del mito yippie es que es absurdo. Su principal declaración es una hoja de papel en blanco.
[…]
Los hippies nos consideran políticos, y los políticos nos consideran hippies. Sólo la derecha nos ve como lo que somos.
[…]

El de los yippies es un movimiento participativo. Para ser yippie no hay requisitos ideológicos. Escribe tu propio eslogan. Protesta por lo que quieras. Cada uno en su casa, y un yippie en la de todos.

Lo único que tienes que hacer para ser yippie es ser yippie.
Lo de los yippies es sólo una excusa para rebelarse.

Si preguntas si de verdad existen los yippies es que no eres yippie.
Si afirmas que los yippies no existen no eres yippie.
El yippie del año pasado ya se ha convertido en respetable.
El yippie de este año es un asco.

Los yippies van de bichos raros para que los chavales piensen: “Yo también puedo tirarme ese rollo sin que me pase nada”.
Cuando alguien se pasa más que los yippies, es hora de pasarse más todavía o de disolver los yippies.
Los yippies creen que no puede haber revolución social sin revolución mental, y no puede haber revolución mental sin revolución social.

La figura del SEGUIDOR YIPPIE no existe. Hay 646,5 millones de modelos diferentes de yippies, y la definición de yippie es que es un LÍDER. Los yippies son líderes sin seguidores.

Los yippies hacemos lo que nos apetece cuando nos apetece. Los yippies sabemos que estamos cuerdos y el resto del mundo, loco, y por eso nos autodenominamos “pirados”.

Los yippies defendemos que si algo no es divertido no hay que hacerlo.
Para nosotros, el sexo, el rock’n’roll y las drogas son parte de un complot comunista para apoderarnos de Amérika.
Cuando lloramos reímos y reímos cuando lloramos.
Para ser yippie tienes que ver la televisión en color al menos dos horas al día, en especial las noticias.
Lo que los yippies entendemos por diversión es derrocar al gobierno.
Los yippies somos maoístas.
Los yippies somos unos farsantes, porque hacemos públicos nuestros sueños.
Vengaremos la muerte del Che.

Periodista: ¿De dónde sacan los yippies el dinero?
Yippie: ¿Le ha preguntado al Papa de dónde sacó su anillo?

Los yippies somos ratas de ciudad. En un atasco nos sentimos como pez en el agua.
La izquierda reclama el pleno empleo: nosotros exigimos el pleno desempleo. ¡El mundo nos debe el sustento!
Los estirados se cagan por la pata abajo cuando los yippies planteamos la cuestión política más acuciante de la Amérika de nuestros días: los retretes de pago.
Los yippies queremos correr desnudos por los pasillos del Congreso.
Los yippies mantenemos reuniones estratégicas secretas con Ronnie Reagan en las que planificamos la radicalización de los estudiantes de Berkeley.
Los yippies nos colocamos con los discursos de Fidel.
Empezamos lo de los yippies con una oficina, una lista de correo, tres líneas telefónicas, cinco organizadores en plantilla, reuniones generales semanales y reuniones semanales del comité directivo. Nunca se ha visto gente más trabajadora y disciplinada, y mira que defendemos la vagancia y la ausencia de disciplina. Somos una contradicción viviente porque somos yippies.
La marihuana es obligatoria en todas las reuniones de yippies.
Los yippies desayunamos ácido para aproximarnos a la realidad.
Holden Caulfield es un yippie.
El antiguo Nixon era un yippie; el nuevo Nixon no lo es.
Los yippies creen que todos los no yippies son en realidad yippies reprimidos. Procuramos sacar a la luz el yippie que todos llevamos dentro.
Los yippies proclamamos: “Estirados del mundo, ¡bajaos del mundo! ¡No tenéis nada que perder, excepto vuestras almidonadas camisas!”

La revolución llegará cuando todos seamos

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